Un cuento de familia
2 Share TweetUn singular matrimonio de madre e hija que se ha mantenido durante 60 años. Juntas, estas dos mujeres, sobreviven al día a día en un hogar en donde los mejores años ya se fueron, con los sueños que nunca se realizaron, los amores que partieron para siempre o el deseo de una vida familiar que nunca se dio como acaso ellas lo imaginaron. A la espera de tiempos mejores, o que por lo menos, los días que vienen, uno tras otro, infatigables, envueltos en su rutina diaria de cocinar, asear la casa, disfrutar de una telenovela, sean días apacibles y calmos.
Dos mujeres, que a fuerza de rutina, han construido juntas un amor inquebrantable que les ayuda a sobrevivir a la fatiga del tiempo detenido, en donde se mira más para atrás que para adelante, hacia los recuerdos y las decisiones que le dieron forma a un destino compartido, unido por los fuertes lazos del amor de aquellos que se conocen desde el inicio hasta el fin.
Hola Julio! Cuéntanos un poco de ti a quienes no te conocen.
Hola, mi nombre es Julio Barrera, soy realizador audiovisual y fotógrafo radicado en Bogotá, Colombia. Tengo 37 años, próximo a cumplir 38. Melómano infatigable: jazz, rock, punk, música clásica y algunos vinilos para disfrutar. Me considero un aficionado absoluto de la fotografía analógica: 35mm, medio formato y fotografía instantánea. Y un total convencido de que la fotografía y el cine son un medio idónea para registrar las experiencias de tipo documental.
Cómo comenzó tu carrera como fotógrafo y que te impulsa a trabajar con la fotografía analógica?
La fotografía se hizo parte de mi vida por accidente: Durante mi época de estudiante de cine y televisión, solía andar con una pequeña cámara digital dentro de la maleta. Para mí, la fotografía más que un medio en sí mismo, era una extensión de mi expresión como director en formación. Durante el último semestre de clases, vendí mi cámara y compre una nueva. Esta, semiprofesional, grababa vídeo, era robusta y con un lente zoom muy grande. Aquella se convirtió en mi videocamara y no volví a tomar fotografías. Tiempo después, un compañero de clase apareció con una Diana Mini. Era la primera vez que veía una cámara de plástico, me hizo reír, me encantó su tamaño, su funcionamiento, sus limitantes, y algo que nunca imagine: TENÍA ROLLO. No tenía ni idea que eso aún existía. Compré una de estas cámaras y desde aquel día la fotografía se volvió mi día a día y mi principal medio de expresión.
Quiero aclarar que no soy purista, por lo tanto no creo que el analógico sea mejor que el digital, son medios diferentes: MI espíritu es más cercano a la química de un laboratorio que a la física de un ordenador. Hay varias razones por las cuales en mis proyectos principales elijo la fotografía analógica: la textura, el grano analógico me es más orgánico; me gusta tener un número limitado de exposiciones, no estar pendiente de una pantalla cada vez que realizo una imagen, ni tener un aparato con mil posibilidades y programación; dejarme llevar por el no saber, esperar, tomarme tiempo tanto en la captura como en la espera por ver el resultado y, finalmente la ampliación, el resultado material de una fotografía, un objeto, único, en donde el tiempo se ha detenido y he logrado plasmar un recuerdo.
Cuéntanos un poco sobre la serie "un cuento de familia"
Se trata de una sencilla historia sobre dos mujeres, madre e hija, quienes han vivido juntas desde que se conocen, creando una relación de afecto a partir de la cotidianidad, de los recuerdos alrededor de lo vivido a lo largo de casi 60 años y del espacio en el que conviven, en donde traté de expresar esa dualidad entre madre e hija.
Porque decidiste hacer esta serie con una cámara instantánea?
Durante mucho tiempo busqué un medio idóneo para realizar este proyecto, probé con fotografía digital, 35mm, medio formato, color, B/N, ninguno me satisfizo. No sé por qué llegué a la película instantánea. Me entusiasmó el hecho de crear un álbum de fotos, como si lo que hiciera, más que documento se convirtiera en recuerdo. Las fotos instantáneas están vivas y envejecen poco a poco. El color va variando hasta que finalmente un día desaparece. Igual que la vida de aquellos a quienes fotografío. Por último, hay un cierto guiño a las polaroids de Tarkovsky, las cuales siempre me han impresionado, su increíble sensibilidad y poética de la imagen inspiraron parte de mi trabajo.
Que herramientas extra te presta la Lomo instant wide vs otras cámaras instantáneas?
Una de las principales razones para utilizar la Lomo Instant Wide fue el control en las velocidades. Algunas de las imágenes que realicé necesitaban de obturaciones largas y al trabajar algunos contraluces, el exposímetro no respondía a mis necesidades creativas. Por otro lado la posibilidad de tener un granangular, es una ventaja para otro tipo de proyectos.
Sabemos que tienes otros proyectos con fotografía y video análogo, nos puedes contar un poco más sobre ellos?
Durante varios años he fotografiado la vida de los campesinos colombianos. En su mayoría lo he hecho en 35mm en blanco y negro. Para lograr intimidad y responder a momentos de convivencia cortos me encanta trabajar con una cámara pequeña y discreta. También he trabajado con habitantes de mi barrio en Bogotá, Santa Isabel, un lugar viejo que está condenado a desaparecer, o por lo menos sufre una transformación apresurada y descontrolada en donde la memoria se pierde día a día. Este último proyecto lo adelante en su mayoría en medio formato a color. También rescato mi trabajo de fotografía de calle, el cual también lo he realizado en película. Este trabajo me gusta porque a lo largo de los años he ido evolucionando como fotógrafo a partir de esta experiencia, como si se tratara de una radiografía de la evolución fotográfica de mi pensamiento.
Que te inspira/motiva a realizar tus series fotográficas?
Fotografiar es caminar. Más que un fin en sí mismo, para mí, la fotografía es un medio de interacción con la realidad que vivo, una manera de comprender, de aprender y de interactuar. Me gusta conocer las historias de las personas que fotografío, charlar con quienes trabajo, así sea dos minutos, reír y escuchar. Hay algo mágico en la historia de cada persona, cada quien tiene mucho que contar y cada rostro, cada espacio que se vive y cada relación humana es supremamente hermosa. Siento un profundo compromiso en fotografiar aquellas cosas que aparentemente no tienen importancia, aquellas pequeñas historias de personas comunes, con sus pequeños dramas y sus bellas alegrías. Personas como yo o como cualquiera.
Por último, que proyectos quisieras realizar en el futuro?
Emulando a Jack Kerouac, sueño en tomar un bus y recorrer mi país sin tener muy claro a donde ir, fotografiando la vida en la carretera. Este es el proyecto futuro que preparo, armado solamente con una cámara de 35mm con un único lente y varios rollos a blanco y negro. Dejarme llevar por lo que el camino me proponga, caminando solitario, conociendo y aprendiendo en lugares desconocidos y con personas aun no conocidas.
Y por otro lado, quiero adelantar una investigación sobre el Punk en Bogotá, la vida nocturna y el significado de ser joven en mi ciudad. Un trabajo opuesto, no contemplativo si no reaccionario, de imágenes tomadas con flash directo en película instantánea.
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