En México no todo es Halloween: La Tradición del Día de Muertos

En México, debido a la influencia norteamericana, se celebra Halloween el 31 de octubre, pero los siguientes dos días se celebra el Día de Muertos. Ambas celebraciones se relacionan por ciertas similitudes y por la cercanía de las fechas, pero Día de Muertos es un festejo con sus orígenes en la América prehispánica.

El 31 de Octubre, como en algunos países del mundo, en México se hacen diversos festejos con motivo de Halloween. Durante las fechas cercanas, algunas casas y negocios son decorados con calaveras, calabazas, brujas, arañas, etcétera. Se acostumbra entre niños y jóvenes disfrazarse ese día. Algunos niños salen a las calles para ir casa por casa pidiendo dulces bajo el grito de “¡Queremos Halloween!”.

Me parece que la celebración de Halloween (de origen celta), por estar muy presente en la cultura actual norteamericana influye en que se celebre en un país como México. Sin embargo, durante los dos días siguientes se celebra el Día de Muertos. Esta se celebra en varios países de Latinoamérica y tiene su origen desde antes de la llegada de los españoles. Para ciertas culturas prehispánicas la muerte no tenía las connotaciones que actualmente tiene, por lo tanto tenían diversas fechas para hacer fiestas recordando a los muertos.

Cuando los españoles llegaron se dio un sincretismo y el 1 y 2 de noviembre fueron las fechas que quedaron dedicadas a los muertos; estas fechas coinciden con las celebraciones católicas del Día de los Fieles Difuntos y el Día de Todos los Santos. A partir de las tradiciones prehispánicas y las europeas, hoy en día hay varios elementos característicos de las fechas del Día de Muertos. Se ponen ofrendas a los difuntos, se decora con flores de Cempasúchil, calaveras, comida, bebida y comúnmente con figuras religiosas.

Más allá de las creencias de cada quién, el Día de Muertos es una celebración muy interesante por todas las implicaciones históricas, religiosas, sociales y culturales que tiene en una región como lo es Latinoamérica. Así que estando conscientes de todo eso, vale la pena ser apreciada, y claro, ¡lomografiada!

Las fotos para este artículo las tomé con mi Nikon FM10 usando un Kodak 400 y con un Fuji Proplus 200 hecho Redscale en mi Lomo Smena 8m.

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