Coleccionista de cámaras (parte I)

Como la primera entrada de mi blog en la comunidad lomography.com, estará más llena de nervios y de errores que de información. Me interesa dejar dos cosas en claro: soy fotógrafa ABSOLUTAMENTE amateur y además soy coleccionista de cámaras extrañas de todo tipo.

Tengo varias cámaras. Unas muy dañadas por el terremoto que tuvimos en Chile el 27 de febrero del 2010 (la repisa donde estaba conservada mi colección cedió: la mayoría se salvó de milagro y otras quedaron inservibles), otras demasiado vitales y muy hermosas que decoran mi casa por todas partes. Que ilustran mi casa con todos los momentos que espero mi cerebro no se permita olvidar nunca.

Esta entrada es un homenaje a mis cámaras caídas: las demás aparecerán muy pronto, pues no quiero agobiar a nadie con tanta información.

Canon EOS 650
La compañera más importante que tuvo mi padre (desde comienzos de los 90 hasta el 2003), y que me heredó cuando entré a estudiar Arte en la Universidad Católica de Chile. Estuvo conmigo en las buenas y en las malas por lo que calculo deben ser unos 80 rollos. Con ella enseñé a varios amigos y primos chicos el cómo tomar una fotografía como corresponde, así como
Creo que es mi cámara favorita de todas las que he tenido, la más querida. Fue una de las grandes penas que tuve después del terremoto del 27F. Mi papá la vino a buscar a casa hace unos meses y no he vuelto a saber de ella: espero que la puedan arreglar pronto.

Esta es de mis favoritas, de los retratos mejor logrados que haya hecho alguna vez.

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Canon EOS 500 I
Mi fiel compañera desde los 11 años (en 1996) hasta el terremoto del 27F. Fue la cámara en que mi papá me enseñó a tomar fotografías cuando aún estaba chica: el primer rollo que tomé (lo recuerdo como si hubiera sido ayer) fue en el Zoológico Metropolitano de Santiago, y mi modelo favorito un grupete de flamencos y el tigre nuevo que había llegado a la ciudad en eso entonces. En los últimos años, desde la llegada de la 650, fue mi cámara de apoyo y la que prestaba a mis compañeros de safari fotográfico cuando su excusa para no ir era “no tengo una cámara a la antigua”. No cuento ahora con registros escaneados de su trabajo (mi papá me guardó los negativos hasta cuando cumplí los 16, época en que dejé de tomar fotos), pero buscaré en mi baúl de los recuerdos alguna foto que sirva de muestra.

Ésta la tomó mi Canon EOS500 II (la historia da para otra entrada). No creen que me veo chistosa en esta foto? jajaja!

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Cada una de ellas me dejó valiosas lecciones y tremendas imágenes que nos han hecho felices a mí y mis amigos.

Un enorme saludo a todos y nos leemos muy pronto,
Carolín.

escrito por carolin en 2011-03-24