Un descanso

Siempre tuve mis sospechas respecto de lo digital, que en mi vida he visto avanzar pasmosamente: de la Conmodore 64 al último iPod. De los equipos de radio ( a pesar de todo, sigo siendo una Lima Wisky que en su momento sabia usar un telégrafo) a los celulares. También, de la cámara de fotos de mi abuela (que hoy uso yo, una hermosa Ricoh con fotómetro de selenio y un flash desmontable alucinante) a las súper réflex digitales o a las cámaras en celulares y reproductores musicales que nos causan el tic constante de la foto descartable.
Es posible desconectarnos del mundo de los leds, las pantallas táctiles y la internet?
Hacia rato que tenía ganas de escaparme de la gran metrópoli que es Buenos Aires, así que aproveche el carnaval para ir con amigas a un pequeño pueblito costero. Linda playa, calles de arena, tranquilidad…. Y días antes de partir, adquirí a mi Holga.
Sin darme cuenta, olvide el cargador del celular, que pronto se quedo sin batería. En nuestro departamento no hay televisor, ni radio. Lleve mi notebook, pero para que cumpliera la estricta función de rockola y de “tele” mientras, junto con una cervecita, esperamos por nuestro turno para sacarnos la arena en la ducha. Luego, a caminar y comer mariscos fuera.
Esos momentos sin celular que suene y tenga que atender, sin televisión o radio que me impongan sus gustos o programas…. el reencuentro en la cotidianeidad con las amigas, tardes de de sol y mar (alguien corriendo detrás de la sombrilla que se llevo el viento), el desayuno en el balcón mientras que lejanas se escuchan las olas detrás de las voces de los personajes que pueblan la cuadra… Todo eso retratado con la ayuda de Holga, que me sorprendió mucho a pesar de ser la primera vez que fotografiamos juntas.

Credits: jorgelinasasso

escrito por jorgelinasasso en 2011-03-18