Entre la Memoria y la Fotografía Analógica con Ire Lenes y la Diana F+
En esta entrevista, la fotógrafa de Madrid Ire Lenes nos comparte su viaje desde la sociología hacia la fotografía documental y experimental, revelando cómo la película fotográfica potencia su exploración artística de la memoria, la emoción y el entorno. Con una mirada nostálgica y poética, Ire nos cuenta sobre su experiencia capturando la esencia de una fiesta medieval de un pueblo con la Diana F+ y cómo el color surrealista del LomoChrome Purple enriquece su creatividad.
¡Hola Ire, bienvenida a la revista online de Lomography! ¿Podrías presentarte brevemente a nuestros lectores?
¡Hola! Soy Ire Lenes, fotógrafa documental de Madrid. Como socióloga, mi trabajo se centra en explorar la relación de las personas con su entorno y su historia. También disfruto mucho de la fotografía experimental, especialmente cuando me acerco a un enfoque más artístico.
¿Cuándo comenzó tu viaje en el mundo de la fotografía?
Desde niña, con una caja de zapatos llena de fotos familiares. La fotografía siempre ha estado presente en mi vida como una forma de registro. Sin embargo, fue en 2013 cuando comencé a verla como un lenguaje personal, una herramienta para narrar las historias que realmente me interesan.
En tu trabajo artístico sueles hablar de emociones, memoria y conexión con el entorno. ¿Crees que el uso de película fotográfica potencia esos aspectos? ¿Por qué?
Absolutamente, sí. La película, con su imperfección y naturaleza analógica, potencia lo poético, lo metafórico y lo onírico. Es un lenguaje que invita a dejar volar la imaginación. Me resulta ideal para tratar temas tan intangibles con herramientas que, a veces, actúan de forma completamente inesperada. La magia sucede precisamente ahí, en lo imprevisible.
Has fotografiado recientemente con la mítica Diana F+ y un carrete de LomoChrome Purple. ¿Qué te atrajo de esta combinación tan especial?
Tenía muchas ganas de jugar, de imaginar, de soltar la presión que a veces me impongo buscando la perfección. Imaginar un mundo teñido de púrpura me parecía divertido y hermoso. Además, la Diana es, en sí misma, una cámara juguetona. Me recuerda a esas cámaras de juguete que al hacer clic lanzaban una sorpresa. Es sencilla pero mágica, y aunque creas que tú tienes el control, es ella quien manda. Tiene personalidad propia.
¿Dónde realizaste estas fotografías y qué querías capturar con ellas?
Las tomé en un pueblo llamado Colmenar Viejo. En realidad, no tenía una intención concreta, solo quería disfrutar del proceso, imaginar los resultados y salir a fotografiar simplemente por amor a la fotografía. Dicho esto, ahora que entiendo mejor cómo se comporta esta combinación, ya tengo en mente un próximo carrete más pensado, con una intención clara que potencie sus cualidades únicas.
La Diana F+ tiene una estética muy marcada y el LomoChrome Purple transforma los colores radicalmente. ¿Cómo influyó esta fusión en tu proceso creativo y en la elección de los motivos?
Lo primero que pensé fue en aprovechar esa estética tan especial de la Diana F+ para documentar un evento cargado de historia: una fiesta medieval. Me resultaba fascinante imaginar cómo se verían esas fotos dentro de 100 años, sin tener claro en qué época fueron tomadas. La Diana tiene esa capacidad de crear imágenes atemporales, donde el contexto temporal se diluye.
Por otro lado, el LomoChrome Purple es una película que transforma todo. Su creatividad radica en que “nada es como debería ser”, y eso es justo lo que me atrae. La combinación de esta película con un evento del pasado, fotografiado en el presente, me pareció conceptualmente muy potente. Como si fuera el medievo en el año 2025… ¡una paradoja visual maravillosa!
¿Qué te inspira últimamente a la hora de crear, ya sea con la fotografía o cualquier otro medio?
Estoy en un proceso de cambio profundo. Durante años trabajé temas muy serios, con un enfoque social y reivindicativo. Pero hace un año, mi vida dio un giro y sentí que era momento de parar. Necesitaba mirar hacia dentro, no hacia fuera. Ahora me inspiran lo cotidiano, los detalles, lo cercano, lo íntimo. Estoy volviendo a los orígenes, a fotografiar sin pretensiones, simplemente como forma de registro y reflexión personal.
¿En qué proyectos estás trabajando ahora y cuál te entusiasma más?
Actualmente estoy en una etapa más reflexiva que productiva. Creo que todo proyecto debe surgir de una inquietud genuina. A veces se empieza fotografiando y otras veces, simplemente, pensando en fotografiar. Estoy muy interesada en temas como la muerte, la pérdida, los cambios, y ese equilibrio sutil entre la tristeza y la alegría, entre la luz y la sombra. Me conmueve mucho la evolución de la vida misma.
Sigo trabajando también en un proyecto que inicié en 2016 y que considero infinito: Infiernos Terrenales. Es una especie de colección de infiernos. Allá donde voy encuentro paisajes, situaciones o momentos que me remiten a una especie de infierno en la Tierra. Suele girar en torno al maltrato a nuestro ecosistema, a la sociedad, a lo que hemos normalizado como parte de la realidad. Trabajo el concepto del infierno desde una perspectiva terrenal, reflexionando sobre cómo podemos temer lo que no hemos visto (el infierno religioso) y, sin embargo, ser indiferentes ante los horrores reales que están frente a nosotros. Lo he desarrollado en América, Asia y África, y siempre, en cada rincón, el infierno está presente.
Gracias a Ire Lenes por abrirnos las puertas de su mundo creativo y compartir su pasión por la fotografía analógica. Para seguir descubriendo su trabajo y proyectos, no olvides visitar su Instagram.
escrito por ludovicazen el 2025-08-05 #equipo #gente #diana-f #lomochrome-purple















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